La lluvia golpea la mañana,
Sus astillas se van clavando en mi alma,
En mi ánimo, en mi cuerpo; sin piedad.
¡Qué soledad!
El sol no ha despertado; quizá mañana,
Unas flores bajan la cabeza.
Una que otra decide arrodillarse en el cemento.
¡Qué descontento!
Los pájaros conversan con voces preocupadas.
Esta mañana triste los agobia.
Los árboles les abren sus brazos magros,
Pero ellos quieren escapar de lo sombrío.
¡Qué frío!
Yo me inundo del ambiente mustio.
Me contagio del aire alicaído.
Mis pensamientos se enmarañan,
Como los tallos de la campanilla que bosteza.
¡Qué tristeza!