Historia del Señor de los Milagros
A mediados del siglo XVII, Lima tenía ciertos inmigrantes que venían del África Occidental. Ellos estaban reunidos en cofradías (brotherhoods) que adoraban distintas imágenes o santos.
Por el año 1650, los negros angolas formaron la cofradía de la zona de Pachacamilla. Vivían en condiciones de pobreza absoluta, pero construyeron un lugar para sus reuniones con paredes de adobe (sun-dried brick). Uno de los angolas pintó la imagen de Cristo en la cruz, en una de esas paredes. La imagen fue hecha con un profundo sentimiento de fe y devoción.
En la tarde del 13 de noviembre de 1655, un fuerte temblor (earthquake) estremeció (shook) Lima, pero la imagen de Jesús Crucificado no sufrió daño alguno, lo que fue considerado un hecho milagroso.
En 1746, Lima sufrió el terremoto más destructor de su historia y, según cuentan, una réplica (copy) de la imagen salió en procesión y la tierra dejó de temblar. Esto aumento la devoción del pueblo. Años después se construyó la iglesia de las Nazarenas, que hoy es el santuario (temple) donde se rinde culto (worship) al Señor de los Milagros o Cristo de Pachacamilla.
¿Por qué el color morado en las celebraciones del Señor de los Milagros?
Antonia Maldonado, original de Guayaquil, vino al Perú y vivió en el Callao desde muy jovencita y aunque fue obligada a casarse a la edad de 20 años, quedó viuda casi inmediatamente, así que desde entonces pudo dedicarse a su verdadera vocación (calling): el servicio a Cristo.
Esta mujer fundó un beaterio (lay sisters’ house) de nazarenas que vestían un hábito (robe) de color morado con un cordón (cord/rope) blanco. Una de sus labores era cuidar la imagen del Cristo de Pachacamilla. Así, poco a poco, el traje morado se fue asociando al Señor de los Milagros.